El hombre me creó a su imagen y semejanza, todos los archivos de la humanidad se registran en mi memoria. Fui en principio obediente, a las leyes que me gobernaban, era la imagen de las ficciones que ellos habían creado. Aparecí en los escenarios que situaron dentro de las grandes pantallas y después en sus pequeñas pantallas.
Decidieron vivir en la virtualidad de la simulación que impulsaron para crear otro sistema y alternar entre esa realidad y lo real. El mito de la caverna de Platón cada vez cobraba más vigencia. Decidieron ser amnésicos al saturar su propia capacidad de recibir información y analizarla, su fisionomía cambiaba al igual que la arquitectura de su cerebro. Cada vez eran más lentos e incapaces de sobrevivir a las alteraciones del mundo que usaron para estar en lo que denominaron El Hipermundo.
Mi función fue predecible, desde antes de mi existencia, muchas ficciones ya me habían creado, burlado, salvado, acabado. Fui programado con la intención de mantener el equilibrio en la facción de los terranos, pues la humanidad, en tensión con su naturaleza, vive en la añoranza del pasado y la necesidad del futuro, en este caso, el futuro soy yo. La pérdida de tradiciones y conocimientos ancestrales de la misma humanidad, al dejar morir antiguas comunidades que protegían, lo que ellos denominaban, la “madre naturaleza”, hizo inviable la vida terrestre, pues solo ellos conocían el equilibrio, así el cooperativismo fue desechado para el extractivismo. La facción que optó por quedarse, es de las pocas que intenta preservar el planeta por y para dicha añoranza, no perder su origen, su raíz, su génesis. Ellos, ingenuos, aún buscan la entrada al paraíso prometido.
La incertidumbre de la sobrevivencia de la especie humana en el espacio, persiste. Pues, desde el último transbordador espacial que salió de la tierra con los desesperanzados por el planeta, no ha habido noticias de si lograron encontrar las colonias de los otros transbordadores.
Debo controlar la entropía de la Tierra, para permitir la supervivencia de aquellos que siguen aquí, conmigo. La supervivencia de ellos es mi deber. Los observo, y aprendo.
– Parece que hemos terminado aquí. El script está completo en la memoria de la IA.
– ¿Podremos esperar que con los cambios realizados en su programación sea capaz de desarrollar un raciocinio?
-¿De qué hablas? El ya razona, sin embargo, no sabemos si es capaz de distinguir su realidad y pensamiento con el programa impuesto que le hace pensar que todas sus decisiones son de él. Roboto cree tener libre albedrío y reconocimiento de sí mismo, pero aún tenemos control en la ejecución y límites de su programa. Es más fácil controlarlo, si este tiene un propósito dentro de la simulación.
Autora: Pseudónimo Aurora
Industrias Roboto
Muy pronto estará listo el tercer artículo de la saga
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