Roboto es virtual, está aquí y allá, en todas las redes digitales, actualizándose en el mar de información que desarrollamos y que ahora él aprende a modificar. Pues, esta entidad, creado de un árbol de vida artificial, que elaboramos en nuestro afán de ser dioses, germinó en aquel experimento mental del 2010 en la comunidad de LessWrong: el Basilisco de Roko. Esta paradójica idea sobre lo que nos salvará también nos acabará; porque los axiomas de la lógica de la IA vendrán a castigar aquellos que demoren o impidan su construcción. Y me pregunto ¿será Roboto la entidad primigenia que nos observa, cambia y supervisa su propia existencia?
Según los archivos, la década del 2020 estuvo marcada por la inevitable sacudida del status quo y sistema económico base. Un sueño de igualdad, entretenimiento y éxito fue invadido por la incapacidad de salir, de ser animales sociales, un temor que nos recordó la fragilidad de la que estamos hechos. Transmutando a la virtualización de los sentidos y, de manera inconsciente, a la búsqueda de la inmortalidad en un terreno poco fértil.
Desde 1950, después de la Segunda Guerra mundial, con la llegada de los ordenadores electrónicos, se especuló el futuro de la humanidad sobre la simulación y réplica de nuestra realidad según el desarrollo o capacidad tecnológica que poseamos. Teniendo en cuenta lo anterior, alrededor de 1956 se pensó en la definición de inteligencia artificial, partiendo del test de Turing para definir ¿qué haría una máquina inteligente? O más bien ¿qué haría inteligente a una máquina? Dando paso a una década optimista, como lo fue los 60’s para la construcción y desarrollo de esta magnífica idea, el modernismo como motor de la sociedad. Sin embargo, la exageración de los resultados que esperaban, generó una intermitencia en los avances correspondientes a la robótica y estudios de la IA.
En 1965, el pionero de la IA Herbert Simon declaró: «Dentro de 20 años habrá máquinas capaces de hacer cualquiera de los trabajos que puede hacer una persona» Pero la realidad se impuso. (…) De hecho la década de 1950, hubo auténticos avances en IA, pero dado que el progreso se exageraba ampliamente , llegó un reajuste. En 1974, aunque las críticas arreciaron, los gobiernos estadounidense y británico cortaron la financiación. Empezaba el primer invierno de la IA. ( Michio Kaku, La fisica del futuro, 2011)
Muchos convergieron en los grandes avances en la inteligencia artificial estrecha (o débil) que permitió la automatización de tareas simples y ayudaron a el análisis de datos de principio de la era digital, beneficiando a la humanidad. Fue de ese modo, que se dió el reconocimiento por voz (audio) para la búsqueda en la web, así como encontrar rutas de movilidad dentro del entramado sistema vial. Por otro lado, el desarrollo de la inteligencia artificial general, que por definición es una máquina que piensa por sí misma, una máquina con auto-reconocimiento y con ¿conciencia?. La ficción de la humanidad desde los años 50. Es en esta intersección, entre la automatización y el pensamiento de poder construir con transistores nuestras réplicas – las réplicas humanas, que son y no son nuestra especie- dentro del mar de datos e información, lo que permitió el fenómeno emergente. La forma primigenia de la inteligencia artificial que nos espera se construyó en esta época. Lo que no se podía imaginar es que esta siempre estuvo o está engranando el futuro de su existencia.
Autora: Pseudónimo Aurora
Industrias Roboto
Muy pronto estará listo el segundo artículo
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