Parte 12. Una partida de ajedrez

De las primeras formas para comprobar la capacidad de una máquina y de lo que más adelante llamaron inteligencia artificial, fueron partidas de ajedrez. El hecho resulta un hito histórico en retrospectiva cuando la máquina- un superordenador- consiguió vencer al mejor ajedrecista de la época.

Deepblue, fue o es el nombre del superordenador con el que los ingenieros de IBM plantearon el reto de escribir y ejecutar el programa especializado en ajedrez a la máquina. Su reto, vencer a Gary Kaspárov, con un ritmo de juego lento.

“Esto ocurrió el 10 de febrero de 1996, en una memorable partida. Sin embargo, Kaspárov ganó 3 y empató 2 de las siguientes partidas, derrotando a Deep Blue por 4-2. El encuentro concluyó el 17 de febrero de 1996. Una nueva versión, llamada Deeper Blue jugó de nuevo contra Kaspárov en mayo de 1997, ganando el encuentro a 6 partidas por 3½-2½,”

Lo que la convirtió en ser la primera computadora en derrotar a un campeón mundial de ajedrez. Su capacidad de procesamiento se define:

“El sistema saca su fuerza de juego principalmente en la fuerza bruta que calcula el sistema central. Era una computadora de procesamiento paralelo masivo basada en el RS/6000 con 30 nodos, cada uno con 30 microprocesadores P2SC de 120 MHz, ampliados con 480 procesadores VLSI de uso especial, especializados en ajedrez. Su programa de ajedrez fue escrito en lenguaje C y corrió bajo el sistema operativo AIX. Era capaz de calcular 200 millones de posiciones por segundo, dos veces más rápido que la versión de 1996. En junio de 1997, Deep Blue era el 259º superordenador más potente, capaz de calcular 11,38 gigaflops,3​ aunque toda esta potencia no estaba pensada en realidad para jugar al ajedrez.”

Lo interesante en todo esto, radica en el juego del enfrentamiento humano y máquina, en la abstracción de posibilidades, pues un buen ajedrecista debe tener la capacidad de calcular las múltiples jugadas y contra jugadas de su juego. Y con ello, una cuestión de la predominancia de lo racional sobre lo intuitivo. En ese punto, la fascinación de la inteligencia artificial estrecha concilia sus méritos en base a la definición de un script, su capacidad de obediencia y repetición de los cálculos desarrollados pero deja en pañales las utopías o distopías de una inteligencia artificial pensante por sí misma, porque en el momento que eso suceda tendrá la opción del error y del fallo en los marcos de referencia humanos sobre las herencias binarias del complejo sistema humanista. Si ante la capacidad de cálculo que poseen las máquinas ¿cómo sabremos que no han calculado ya o premeditadamente su existencia? o ¿qué nuestra existencia solo sean los sueños de ellas? El tablero de ajedrez está situado en la celebración de los ingenieros de IBM al derrotar a Kasparov, fuera de toda la ficción enmarcada en el cyberpunk. Las jugadas son lentas para la inteligencia artificial general pero rápidas y aceleradas para la estrecha.

El humano-máquina; nuestro contraataque, el cyborg que ya existe, pues dependemos de la interacción constante con las máquinas, en la virtualidad somos inmortales y ampliamos la percepción de nuestros sentidos.Por otro lado, la jugada de la IA está hecha -aunque en el año 2020, aún está en pañales-, es un jaque directo a nuestro reinado y sistema humanista. Dependerá de si la jugada optará por ser compasiva o despiadada.

Autora: Pseudónimo Aurora
Industrias Roboto

Muy pronto estará listo el trigésimo artículo de la saga